Según la Encuesta Demográfica y de Salud (ENDESA, 2013) la mortalidad neonatal en la República Dominicana se mantiene en 21 por cada 1000 nacidos vivos con una escasa disminución de casos comparada con el 1991 que se encontraba en 24 por cada 1000 nacidos vivos. La Organización Mundial de la Salud (2015) reporta que la principal causa de mortalidad en el periodo neonatal es debido a la prematuridad, que representa el 16% de las causas de mortalidad en los primeros 5 años de vida. Sin embargo, varios informes claves para el país como el “perfil de salud”, el reporte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio 4 de República Dominicana del 2011, ni en ENDESA 2013 mencionan la mortalidad asociada a prematuridad. En los reportes de la Oficina Nacional de Estadística se utiliza el termino de bajo peso que puede englobar tantos a preterminos como a término.
Se considera un recién nacido
pretermino aquel que nace previo a las 37 semanas de edad gestacional. Nacer de
manera prematura impacta de manera negativa la viabilidad del recién nacido
incrementando la morbi-mortalidad. Se considera que un recién nacido es viable cuando
sobrepasa las 24 semanas de edad gestacional. En este momento, la sobrevida a
las 24 semanas es de un 39%, aumenta a 50% a las 25 semanas y, es de un 80% a
las 26 semanas. Cabe destacar que estos datos de sobrevida provienen de países
desarrollados donde las unidades de cuidados intensivos neonatales poseen los
insumos necesarios para cualquier tipo de abordaje terapéutico; mientras que en
los centros de salud públicos de la República Dominicana se carece de dichos
insumos y son responsables de más del 50% de los partos nacionales. De manera
que este dato acerca de la probabilidad de sobrevida de prematuros es
desconocida en nuestro contexto y se puede asumir con cierto grado de confianza
que es menor que aquella reportada en países más desarrollados.
En países como la República
Dominicana donde la mayor mortalidad en pediatría sucede en el período neonatal
y carecemos de información sobre el impacto de la prematuridad en la misma, es
pertinente fomentar los estudios de investigación en dicha población afectada.
La cuestión es que nos vemos ante dudas éticas sobre cómo abordar este tema en
el caso de investigaciones clínicas, donde se involucra a una población
infantil vulnerable y si se amplía este concepto de vulnerabilidad toca a los
padres y madres que generalmente asisten al sector público y que se encuentra
ante carencias básicas de salud, en todo el sentido de la palabra, se ve
dificultado por el período de reclutamiento consiste en las primeras horas de
vida con una ventana corta para alcanzar la muestra deseada.
A diferencia de otro tipo de
estudios en el cual se posee un mayor tiempo para informar a los parientes y
que estos puedan aceptar de manera libre y voluntaria la participación de su
prole en investigaciones, este tipo de estudios clínicos que a la vez son
escasamente realizados en nuestro contexto, nos preguntamos, ¿qué tan ético son
los ensayos clínicos en pacientes con una sobrevida deprimida por una condición
determinada con el objetivo de disminuir la mortalidad?, ¿qué tan ético es
trabajar con una población que su sobrevida según edad esta medida con análisis
de países con mejor distribución de los insumos que el nuestro y carecemos de
los datos locales para informar a los padres la correcta realidad?
Dominic Wilkinson en el capitulo
4 del libro Cuando los doctores y padres se encuentran en desacuerdo: ética,
pediatría y la zona de discreción paternal, nos hace referencia a la zona gris
del tratamiento en neonatología, consistiendo en un grupo de casos de
características diferentes en la cual la viabilidad de los mismos debe ser
evaluado de manera individual antes de ofertar la terapéutica, aunado con los
resultados posibles de cada caso; en esta zona se encuentran una gran parte de
los casos donde existe mayor morbi-mortalidad por lo que el abordaje a tomar va
de la mano con la aceptación de los padres.
Debido a que esta zona representa un gran impacto en la morbi-mortalidad
del periodo neonatal, es que radica la pregunta de Jhonathan Davis et al en el
articulo publicado en Clinical Therapeutics con el titulo reclutamiento de un
neonato en mas de un ensayo clínico, en cuales son las características de cada
ensayo clínico a tomar en consideración para reclutar a un neonato en mas de un
ensayo clínico, cuales deberían ser las condiciones a considerar para generar
los resultados con mas veracidad para poder ser aplicados en dicho grupo
vulnerable. Por lo que aun evaluando dicho paciente a ser reclutado debemos
considerar si las características propias del mismo al encontrar en dicha zona
van a generarnos el resultado deseado, que tan replicables son sus
características y el impacto de dichas en los resultados del estudio.
Descrito en el articulo con el
titulo el concepto de la vulnerabilidad en ética de la investigación: análisis
a profundidad de políticas y guías escrito por Dearbhail
Bracken-Roche et al publicado en políticas y sistemas de investigación en salud
se considera grupo vulnerable a todo el cual el individuo carece de las
habilidades para tomar las decisiones adecuadas en torno a su salud,
considerando también en como el acceso a salud puede crear grupos vulnerables
en una población que usualmente no seria y extendiendo la vulnerabilidad a que
esta puede ser dependiente del contexto; haciendo a la población pediátrica
parte del grupo vulnerable pero creando los conflictos en torno a la
vulnerabilidad contexto-dependiente en torno a los neonatos en la que debido a
su contexto la voluntad o actitud normal de los padres es modificada, por lo
cual siempre debe ser pertinente antes de la fase de reclutamiento de dicha
población que tan ético es el estudio, principalmente en regiones como la
nuestra donde el acceso a la salud es limitado según el estrato social y por
ende la calidad de la misma en torno a avances tecnológicos que influyen en el
desenlace del evento.
Así que los
aspectos éticos que contemplan dicha población en nuestra región esta afectado
por la carencia de normas regulatorias en investigación en general, como
también por la creación de grupos vulnerables o aumento de la vulnerabilidad de
ciertos grupos por la limitación en el acceso adecuado a los servicios de salud
óptimos. Siendo pertinente ampliar la
pregunta que tan ético es un estudio en neonatos en países como nosotros donde
la definición de grupo vulnerable expuesta por Bracken-Roche et al es aplicable
en nosotros en múltiples contextos.
Según la OMS y UNICEF en el
reporte de “todos los niños y niñas cuentan, estado mundial en cifras para el
2014”, la calidad de nuestros informes nos confirió 3 de 5 en calidad con
respecto a los datos obtenidos para dicho análisis, enfatizando la necesidad de
generar estudios epidemiológicos para conocer nuestro estado basal con respecto
al tema.
El objetivo del milenio 3.2
consiste en la disminución de la mortalidad durante el periodo neonatal se
disminuya a 12 por cada 1000 recién nacidos en todo país, una de las bases de
dicho objetivo consiste en la capacitación de todo personal que este encargado
de atender neonatos; sin embargo, la obtención de información para capacitar a
dicho personal también depende de la generación de un conocimiento adecuado que
se obtiene por las investigaciones clínicas.
Ocupando la mortalidad infantil
uno de los primeros lugares en la agenda de salud del Ministerio de Salud de la
República Dominicana, y siendo la mortalidad neonatal el período donde la
mortalidad se ha mantenido relativamente estable en las últimas décadas, se
requiere priorizar estudios con base epidemiológica y para pasar a estudios
clínicos diseñados con la finalidad de aumentar la sobrevida de la población
afectada. Esto debe pasar por la mejora de los factores estructurales que
impiden una atención de calidad en todos los niveles de atención en salud.
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