El desarrollo del microbioma intestinal es programado intrauterino en nuestro organismo, pero los factores externos modifican la colonización intestinal, siendo de estos uno de los mas importantes la dieta que recibe el infante al nacer (1).
Durante los primeros 6 meses de vida se estipula que el infante reciba lactancia materna exclusiva debido a los beneficios que esta promueve; prevención contra enfermedades infecciosos, adecuado crecimiento y desarrollo, protección contra la obesidad, etc. (2). Dichas propiedades se habían considerado a los componentes de la leche, las diversas proteínas con función neuroprotectora e inmunológica.
La dieta es uno de los principales factores que modifica el microbiota intestinal, dicho es un factor modificable; la ingesta de diversas alimentos pueden dar origen a bacterias comensales (no crean daño), mutualistas (nos ofrecen un beneficio), patógenas (nos producen daño), y estas con las causantes de diversas enfermedades o la base de la teoría de la disbiosis intestinal y las enfermedades (1).
Las bacterias en el tracto intestinal crean interacciones huésped/microorganismos y microorganismo/microorganismo, donde las bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta generan hidrogeniones que son utilizados por otras bacterias como fuente de energía por lo cual se mantiene una adecuada simbiosis y la diversidad del microbiota intestinal que ayuda a la permanencia de salud (3).
Estas bacterias colonizan el intestino delgado y el colon de donde obtienen sus nutrientes, dependiendo de la dieta que llevemos; además generan ácidos grasos de cadena corta, intervienen con la modificación las sales biliares, por lo cual intervienen con el metabolismo del colesterol, además de que al modificar la composición de las mismas interviene con el crecimiento de otras bacterias o la inhibición de las mismas (4).
El inicio de la alimentación complementaria crea disturbios en el microbioma del individuo al generar un desbalance de la relación entre cada una de las familias intestinales importantes, lo que conocemos como disbiosis intestinal (2).
Con la eliminación de la lactancia materna, el individuo esta con mas riesgo de enfermedades infecciosas como las infecciones de vía aérea superior y las enfermedades diarreicas (2), esos procesos infecciosos a repetición también pueden afectar el microbioma intestinal, pero no solo eso, al ser expuestos a nuevos alimentos y las características de la preparación pueden ser infectados por diversos tipos de parásitos.
Dependiendo de la procedencia del origen de los alimentos ya sea animal o vegetal, además de la relación entre grasas y carbohidratos van a predominar diversas familias de microorganismos por lo cual se va a modificar la producción de metabolitos por las mismas, facilitando el predominio de bacterias patógenas y ocasionando una disbiosis intestinal (3, 4).
Debido a esto se han originado dietas con el fin de mejorar la disbiosis intestinal; en la que se recomiendan los alimentos ricos en prebióticos para facilitar el crecimiento de un microbiota adecuado, además de que se deriven las carnes de rojas a blancas para un menor contenida de grasa, junto con disminuir el contenido de grasa total de la dieta (5), ya que se ha evidenciado que las grasas saturadas de la dieta, estimulan a la producción de sales biliares de difícil degradación por las bacterias intestinales y predisponen a la sobre-colonización del intestino por bacterias patógenas (4).
También considerando que los medios de cocción afectan la biodisponibilidad de los diversos nutrientes y de las fibras de dichos alimentos; y que los alimentos fermentados son una buena fuente de probióticos (5).
Los parásitos pueden no presentar un cuadro clínico en el individuo, debido a un probable estado de equilibrio con el microbioma del huésped o pueden generar una disrupción de dicho ecosistema y generar un cuadro clínico debido a la disbiosis que producen lo que evidenciaríamos como una enfermedad diarreica (6); o en el caso de mantenerse asintomáticos pueden iniciar una cascada de eventos que dan origen a una disbiosis posterior que predisponga a diversas enfermedades como es el caso de los Blastocistos (7).
La disbiosis intestinal del individuo causada por la dieta ya sea debido a una infección parasitaria asintomática o solo por los alimentos aumenta el riesgo de enfermedad inflamatoria intestinal, cáncer colorectal, obesidad entre otras (1, 7); y en los casos leves una disbiosis intestinal que solo produzca una enfermedad diarreica (6), sin embargo no todos los parásitos intestinales asintomáticos pueden generar la disbiosis que predispone a tales enfermedades.
Por esto se debe mantener una dieta variada y de adecuada calidad, con poca cantidad de grasa y un predominio de alimentos de origen vegetal; con alto contenido de fibras y prebióticos.
Seguir con las medidas
de prevención de adquirir dichos agentes en nuestro organismo, como las
adecuadas medidas de higiene, y mantener un microbioma estable para que pueda
combatir con los patógenos invasores; esto obteniéndose con una adecuada nutrición
y la introducción adecuada de los diferentes alimentos en las etapa de
crecimiento propias.
1) Chan YK, Estaki M, Gibson DL. Clinical Consequences of Diet-Induced Dysbiosis. Annals of Nutrition and Metabolism. 2013;63(s2):28–40. DOI: 10.1159/000354902
2) Przyrembel H. Timing of Introduction of Complementary Food: Short- and Long-Term Health Consequences. Annals of Nutrition and Metabolism. 2012;60(s2):8–20. DOI: 10.1159/000336287
3) Peterson CT, Sharma V, Elmén L, Peterson SN. Immune Homeostasis, Dysbiosis and Therapeutic Modulation of the Gut Microbiota. Clinical & Experimental Immunology. 2014 Oct;n/a–n/a.
4) Perrigoue J, Anuk Das A, Mora JR. Interplay of Nutrients and Microbial Metabolites in Intestinal Immune Homeostasis: Distinct and Common Mechanisms of Immune Regulation in the Small Bowel and Colon. Nestlé Nutr Inst Workshop Ser, vol 79, pp 57–71, DOI: 10.1159/00036068
5) Olendzki BC, Silverstein TD, Persuitte GM, Ma Y, Baldwin KR, Cave D. An anti-inflammatory diet as treatment for inflammatory bowel disease: a case series report. Nutrition journal. 2014;13(1):5. http://www.nutritionj.com/content/13/1/5
6) Herrera D. Parasitosis Intestinal Versus Disbiosis Intestinal de Origen Parasitario: Una Crítica al Paradigma Tradicional. Rev electron biomed. 2014;2. available from: http://biomed.uninet.edu/2014/n2/herrera.html
7) Nourrisson C, Scanzi J, Pereira B, NkoudMongo C,
Wawrzyniak I, Cian A, et al. Blastocystis Is Associated with
Decrease of Fecal Microbiota Protective Bacteria: Comparative Analysis between
Patients with Irritable Bowel Syndrome and Control Subjects. PloS one.
2014;9(11):e111868. doi:10.1371/journal.pone. 0111868

No hay comentarios.:
Publicar un comentario